UN VERDADERO PAPA
Escucha hijo: Voy a decirte esto mientras duermes. Hace unos minutos sentí un remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama.
Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañe cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité, porque dejaste caer algo en suelo.
Durante el desayuno te regañé también. Tiraste las cosas, tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el bus, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: “Adiós papi”, y yo fruncí el ceño y respondí: “Ten erguidos esos hombros”.
Al llegar la noche todo empezó de nuevo. Estabas jugando en la calle. Tenías las medias rotas, te humille ante tus amiguitos ordenándote a entrar a la casa. Las medias son caras y si tuvieras que comprarlas, serias más cuidadoso.
Pensar hijo, que un padre diga eso.
Recuerda, mas tarde, cuando yo estaba mirando la televisión, entraste tímidamente, con mirada de perseguido. Impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. “¿Qué quieres ahora?”, te dije bruscamente. Nada, respondiste, y a la carrera te lanzaste y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón. Luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos.
Poco después se apodero de mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; ésta era mi respuesta a ti por ser un niño.
No era que yo no te amara, era que esperaba demasiado de ti, Te medía según la vara de mis años maduros.
Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme. Nada mas que eso importa esta noche, hijo.
Sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estas despierto. Pero mañana seré un verdadero papá.
Reflexionemos en la palabra de Dios en la carta a los filipenses 4.8 sobre las cosas que debemos pensar: “Lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza.”
La mayoría de nosotros estamos derrotados por pronunciar palabras contrarias al éxito, por no estimular a los que amamos con palabras de fe, solo hablamos de cosas desalentadoras desanimando a los que se encuentran a nuestro alrededor, siempre hablando de los problemas y fracasos y atamos a las personas en su propia desdicha proverbios 6,2 dice: “Tu solo te pones la trampa: Quedas atrapado en tus propias palabras”. En cristo tenemos el poder. Repitamos este pasaje: “Dejen todas las preocupaciones a Dios, por que Él se interesa por ustedes”.
Todos tenemos alguna discapacidad
Oscar Pistorius – Su historia
Leo la historia de Oscar Pistorius, un corredor paralímpico sudafricano de 20 años, entre emocionada y fascinada. Oscar no tiene piernas de rodillas para abajo desde los 13 meses. Hasta aquí la historia de Oscar no habría sido más que otra historia de superación personal si no fuera porque Oscar acaricia las marcas de los campeones olímpicos y está poniendo en un grave aprieto a la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) que tiene que decidir si puede presentarse a los próximos Juegos Olímpicos. Difícil reto si se tiene en cuenta que la IAAF lo ve como un discapacitado y por lo tanto justifican su rapidez en sus prótesis y no en su potencia y fortaleza.
¿Cuál es el secreto del éxito de Oscar?
Oscar es un claro ejemplo de cómo lo que nos decimos a nosotros mismos, la imagen que nos creamos condiciona nuestras actuaciones y por lo tanto nuestros resultados, quitando o poniendo barreras a nuestro desempeño.
Cuando me identifico con algo, lo asumo como propio y me defino a través de ello. En estos casos digo cosas como: YO SOY creativo, depresivo, arquitecto, buena persona, indeciso, cariñosa… Me identifico con determinadas etiquetas y paso a comportarme según lo que se espera de estas etiquetas.
Si mi etiqueta es positiva, estupendo ya que mis acciones irán encaminadas a poner de manifiesto esta cualidad que creo que poseo. Pero algo muy diferente ocurre cuando la etiqueta que me pongo es negativa. En estos casos también mis acciones irán encaminadas a poner de manifiesto y reforzar esta visión que he creado de mi mismo. “Actúo así porque soy así”.
Y que suerte tenemos entonces porque estas etiquetas nos permiten escondernos detrás de conductas cómodas, en cuanto que aprendidas, que nos justifican en ocasiones el no actuar o no cambiar. “Yo soy así y a estas alturas no voy a cambiar”.
Nos identificamos con determinadas profesiones hasta que somos eso que hacemos y por lo tanto cómo hacer otra cosa. Si acaso soñar con cambiar de profesión pero nunca hacer algo para provocar ese cambio ya que si cambiamos eso que nos define. ¿Quién seríamos? Este es el problema de muchas personas cuando llega la jubilación. ¿Quién soy ahora que no soy consultor, economista o arquitecto?
Nos identificamos con nuestras parejas y somos la novia de Juan o el marido de Marta hasta el punto de que eso delimita nuestra visión de nosotros mismos y no somos nadie sin esa persona. En estos casos podemos arrastrar relaciones muertas o terminadas hace años por miedo a descubrir quienes somos en realidad.
Cualquiera de nosotros al ver a Oscar con sus prótesis le consideraría un discapacitado, pero él no se ve así y gracias a esa visión de si mismo ha podido llegar a donde ha llegado. ¿Quién tiene razón? ¿Los del IAAF que lo consideran un atleta paralímpico o él que no se ve como un discapacitado? Son dos puntos de vista de la misma situación.
Hay una frase que me encanta y que resume un poco esta idea: “Cambia tu manera de ver las cosas y cambiarán las cosas que ves”.
¿Cuál es tu imagen de ti mismo? ¿Esa imagen te ayuda o te limita a la hora de conseguir los resultados y la vida que deseas? ¿Qué te mantiene atado a esa imagen? ¿De qué te sirve? ¿Qué te ayudaría a cambiarla?
En el fondo como dice Oscar todos tenemos alguna discapacidad. A lo mejor tenemos dos piernas con las que correr, pero nos mantenemos parados por nuestros miedos, pensamientos negativos, trabajos, familia, relaciones y creencias y sobretodo por nuestra imagen de nosotros mismos.
“No me considero un discapacitado, puedo hacer las mismas cosas que una persona con piernas, mira como corro. Además, todo el mundo tiene alguna discapacidad”. Oscar Pistorius.
Compromiso Diario – Superacion Personal
Enfermedad, fracaso, decepción, incertidumbre, error e ignorancia; si llegasen a mi vida las tomaré como vivencias que servirán para fortalecerme. Redoblaré mi esfuerzo y mi arma secreta será el amor, aumentaré mi entusiasmo, me llenaré de paciencia porque sin ella nada consigo y aprenderé la forma correcta de utilizar mi potencia y sobre todo no me olvidaré de Dios.
Al amanecer – Frases de superacion!
Al amanecer, cuando abres tus ojos empieza una gran oportunidad, toma cada día como una bendición; sacúdete de las cosas que te atan. Levántate y da gracias a Dios y a la vida por existir.
Ama tu trabajo, brinda una sonrisa, da unos buenos días con alegría; llena tu corazón de humildad y colabora desinteresadamente a quien lo necesite.